Cual flor marchita deseando renacer, recorremos senderos ignorados en busca de una inexistente, libre perfección. Embriagados en desesperación, inconsciente, amargamente limitados, permitimos que la indeseada responsabilidad determine nuestros pasos, consumidos por un diminuto, acaso inservible aparato. Nuestros ojos se desvían incontrolablemente, el silencio se convierte en infame bullicio de extremada sincronización. Latido, movimiento y sonido, la convinación se repite hasta el infinito. La razón se reduce a un inminente escalofrío. Es radar, espejo y manubrio: el tiempo, eterno enemigo.
1 comentarios:
Me parece realmente bueno, esta vez me haz puesto los pelos de punta, me gusta mucho la prosa poética, y creo que se te da mejor que la poesía en verso.
Lamento mucho no haberme aparecido por aquí hace tanto..
es solo que la universidad no me había dado tiempo, espero actualizar luego, y que podamos hablar de alguna forma.
un afectuoso saludo.
++.[Au_Revoir].++
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